Datos del Censo de Población y Vivienda de 2020 indican que en México había 44.9 millones de hombres de 15 años y más.
De ellos, 21.2 millones (47%) se identificaron como padres. La edad promedio fue de 45 años. Por grupos de edad, 26% de esta población tiene de 40 a 49 años; el 25% de 30 a 39; otro 35% más de 50; un 13% de 20 a 29; y finalmente 1% de 15 a 19 años.
El Día del Padre, se festeja el 18 de junio y es el momento para reflexionar en torno a la gran responsabilidad, pero también al placer que representa la paternidad y estar más relacionados en el cuidado y crianza de hijas e hijos, afirma el investigador universitario, Leonardo Felipe Olivos Santoyo
De acuerdo con la más reciente Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo (2019), el promedio de horas semanales de trabajo para las mujeres de 12 años y más es de 59.5, y para los hombres de 53.3 horas, lo que implica una diferencia de 6.2 horas más para ellas.
Los varones reportan 9.8 horas más de trabajo para el mercado laboral, pero ellas presentan 24.5 horas más en la actividad no remunerada de los hogares; el tiempo dedicado a los cuidados es de 12.3 horas para ellas y de 5.4 para ellos.
"Aún no estamos a la par” con las mujeres; ahí están las encuestas que miden “la diferencia abismal” entre el tiempo que unas y otros dedican al cuidado de los menores, pero se vislumbra cada vez más que los varones participan de manera más decidida y constante en esos trabajos, precisa el experto.
La intención de celebrar el Día del Padre inició en 1910, encabezada por Louise Smart Dodd, mujer estadounidense que intentaba lograr el reconocimiento del papel de los padres en la sociedad. Fue hasta 1972 que se oficializó el tercer domingo del mes de junio para brindarles un homenaje.
Tradicionalmente la figura paterna ha sido ligada a la autoridad. La voz del padre casi es sacrosanta; su lugar se ubica en la cabecera de la mesa, y a él se le sirve de manera prioritaria; su función ha sido proveer de bienes económicos a su familia. Este es uno de los anclajes de la paternidad en nuestro país.
Sin embargo, para Olivos Santoyo, los pilares de lo que tradicionalmente ha sido importante en la paternidad, la función de autoridad y de provisión económica, se tambalean ante los nuevos roles que desempeñan las mujeres.
Según el especialista en masculinidad hegemónica y nuevas masculinidades, esto es una suerte de revolución global, y la respuesta de los varones ante la pérdida de su lugar central en el mundo es de azoro, de conmoción que se puede expresar de distintas formas.
Señala que hay grupos en la sociedad que todavía se resisten al cambio. Hay una paternidad irresponsable y por ello 18% de los hogares son monoparentales (encabezados por mujeres que se quedaron solas porque los hombres se dieron media vuelta y dejaron a su familia).
“La falta de manutención es tan grande que vemos que se han comenzado a castigar tales ‘usos y costumbres’”, explica Olivos.
En la educación hay una dimensión formal; pero hay otros espacios que también nos “educan”, como los medios de comunicación y cada vez más las redes sociodigitales. Sus contenidos, considera, deberían llevarnos a una reflexión en torno a la importancia de que los padres tengan otro lugar en la crianza y educación de hijas e hijos, apunta Olivos Santoyo agrega que se deben generar discursos que legitimen y hagan deseable que los varones se entreguen en cuerpo y afecto a sus hijas e hijos. Pero “si seguimos viendo y escuchando lo mismo, esto no va a cambiar”.
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