El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, llegó a 100 días de un gobierno que arrancó en forma accidentada, y aunque a los 8 días de asumir la presidencia tuvo que enfrentar una asonada perpetrada por seguidores de su antecesor Jair Bolsonaro, el mandato se ha ido estabilizando.
Durante el discurso que ofreció en Brasilia a propósito de los 100 días, Lula no se refirió directamente a Bolsonaro y para aludirlo lo nombró como "ese ciudadano" conocido, señalando sus repetidas "ofensas" contra "la democracia, las mujeres, los negros, los gobernadores",
Lula acusó al ultraderechista de haber intentado "perpetuar el fascismo" en Brasil y gastar millones para intentar reelegirse.
El mandatario brasileño dijo que "no se construye un país desarrollado sobre las ruinas del hambre, los ataques a la democracia, la falta de respeto a los derechos humanos y la desigualdad de renta, raza y género".
Aseguró que esta "muy orgulloso" y optimista por el futuro de su país, pues nuevamente encabeza "un Gobierno que se mira en el pueblo brasileño y se despierta temprano para cuidar de los que más lo necesitan, que en los últimos años fueron víctimas de la ausencia de Gobierno".
Habló delo "intento de golpe de Estado" perpetuado el pasado 8 de enero por "un grupo de reaccionarios y fascistas" que "no querían dejar el poder, no querían acatar el resultado electoral después de los millones del presupuesto que fueron usados para ganar las elecciones", y destacó que "Brasil volvió a cultivar la armonía y la convivencia republicana entre los tres poderes, Ejecutivo, Legislativo y Judicial, de los cuales el mayor ejemplo fue la rápida reacción al intento de golpe de Estado del 8 de enero".
"Al día siguiente de la barbarie, los 3 Poderes marcharon juntos del Palacio de Gobierno del Planalto al Tribunal Supremo, pasando por el Congreso Nacional para decir alto y claro: 'No al fascismo, sí a la democracia'", dijo Lula da Silva.
Advirtió que en su país hay "mucha gente a la que no le gusta la democracia impregnada aquí", pero que confía en que la respuesta que dio su Administración tras los sucesos del 8 de enero marque su mandato y le permita "seguir reconstruyendo" a Brasil.
Por otro lado, expresó que "no es posible, en el siglo XXI, en el primer cuarto de este siglo, que sepamos que en este país todavía existe el trabajo esclavo, a pesar de que fue abolido el 13 de mayo de 1888".
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