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  • Laura Meléndez

Cuestiona iglesia postura del gobierno mexicano ante crisis migratoria


Para la iglesia católica, el gobierno de México ha delegado a las casas de migrantes de la Iglesia y de la sociedad civil, la responsabilidad de atender la crisis migratoria


En el editorial de este domingo en el semanario Desde la Fe, el arzobispado de México menciona que en las últimas semanas, nuestro país ha recibido una ola de migrantes, la mayoría haitianos, debido a la crisis que sufre esa nación, y señala que muchos se encuentran retenidos en un campamento improvisado en un puente internacional que une México con Estados Unidos, y otros han encontrado refugio en albergues de diferentes estados del país.


Apunta que ante las dificultades que han enfrentado los haitianos en su intento por ingresar a la Unión Americana, muchos buscan desesperadamente quedarse en México de forma provisional, mediante la solicitud correspondiente ante la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados.


Esto ha provocado saturación de albergues, y en algunos casos, crisis al interior de los mismos.


Indica la Arquidiócesis de México que de acuerdo con el Estudio sobre las Casas de Migrantes Católicas elaborado por la CEM en 2017, existen por lo menos 75 organizaciones eclesiales divididas en región norte, centro y sur, que ofrecen apoyo a los migrantes a través de albergues, comedores, centros de apoyo, parroquias, módulos de atención y dispensarios médicos. Estos se encuentran trabajando a toda su capacidad.


Precisa el editorial que por desgracia, como han denunciado obispos mexicanos, el gobierno mexicano ha delegado a estas instituciones, y a otras coordinadas por la sociedad civil, la responsabilidad de atender esta crisis migratoria, y ha sido omiso en cumplir con el mandato de promover y defender los derechos humanos de las personas, establecido en el artículo primero de la Constitución.


Ante este escenario, los obispos han dejado claro que México no quiere más “san fernandos” o más “cadereytas”, no más muertes ni dolor, ni un país en donde se separe a las familias migrantes, ni donde se trafique con el cuerpo y el dolor de las personas extranjeras que decidieron migrar para encontrar una vida mejor.


Apunta el Arzobispado que para ello, se requiere no solo que el gobierno abandone su política de represión hacia las personas migrantes, sino que busque alternativas a la detención y a la regularización migratoria, para encontrar caminos más humanos y sin violencia a través del cual puedan transitar estos hermanos.


El texto en Desde la Fe concluye que la Iglesia Católica lama a las comunidades parroquiales a no permanecer indiferentes ante esta crisis; a no renunciar a realizar el bien que tienen a la mano, comenzando por conocer los esfuerzos que hace cada diócesis, para después poder aportar en la medida de lo posible, incluso, desde la pobreza.



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