¿Cuál genocidio?: Biden no ve a los casi 35 mil palestinos muertos en Gaza

Estados Unidos e Israel están enojados con la Corte Penal Internacional, pese a que no acatan sus resoluciones porque son de los pocos países que no reconocen su labor.

El anuncio en el sentido de que el premier judío Benjamín Netanyahu puede ser arrestado junto con su ministro de defensa como criminales de guerra por las atrocidades cometidas contra el pueblo palestino en Gaza, causó la molestia de 2 dirigentes de países acostumbrados a no respetar el derecho internacional.

El presidente de Estados, Joe Biden, criticó por segunda ocasión la solicitud del fiscal de la Corte Penal, Karim Khan, de órdenes de detención contra el primer ministro de Israel, y el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, al tiempo que, a su juicio, la actual situación en la Franja de Gaza no tiene nada que ver con un "genocidio".

Es que el genocidio ya se perpetró y esto no pasa por la mente del octogenario mandatario quien aspira a la reelección en noviembre venidero.

Para Biden, "lo que está ocurriendo no es un genocidio, y lo rechazamos", dijo el demócrata en su discurso en el marco de la celebración del Mes de la Herencia Judía Estadounidense.

El apoyo incondicional de Washington a Teléfono Aviv en la destrucción del enclave palestino ya le está generando problemas a Biden con su base electoral a unos meses de los comicios.

Previamente, calificó la petición del fiscal del tribunal de La Haya de "indignante", y sostuvo que no hay ninguna equivalencia entre Israel y el movimiento palestino Hamás.

Netanyahu condenó la petición y la tachó como un "nuevo antisemitismo", que es la forma como descalifica a quienes lo acusan de crímenes de guerra, cuando en realidad la condena internacional es hacia él y su gabinete de guerra, no hacia la población judía. 

Asimismo, rechazó la comparación del fiscal de la corte de La Haya "entre el Israel democrático y los asesinos en masa de Hamás", agregando que eso es "una completa distorsión de la realidad".

El fiscal no hizo ninguna comparación: solo investigó las brutales acciones tanto del movimiento islamista como los del gobierno israelí, y encontró en ambos casos crímenes de guerra.