Un tribunal federal en Amarillo, Texas, discute hoy la demanda de opositores al aborto, quienes piden se suspenda la autorización para el uso de la píldora abortiva en Estados Unidos, y la queja podría prosperar porque el asunto está en manos de un magistrado ultraconservador.
La decisión estaría en el escritorio del juez Matthew Kacsmaryk, exabogado de una organización cristiana y que fue nombrado juez federal por el expresidente Donald Trump.
El magistrado va a escuchar los argumentos de las partes en un tribunal federal texano, y emitirá su fallo sobre el caso, que puede tener implicaciones tan grandes como las desatadas por la sentencia de la Corte Suprema en junio de 2022, que termino con el derecho al aborto, dando paso a que al menos 15 estados republicanos hayan prohibido cualquier modalidad de aborto en su territorio, de acuerdo con la agencia AFP.
Según Alexis McGill Johnson, presidenta de la asociación de planificación familiar Planned Parenthood, "el caso Amarillo es un llamado de atención para todos aquellos que pensaban que no les afectaba" porque viven en estados que protegen el derecho al aborto. Porque la decisión del juez Kacsmaryk podría extenderse a todo el país, al tiempo que expreso que "estamos claramente muy preocupados, como debería estarlo toda la comunidad médica. Esta sería una primera vez muy peligrosa".
Una coalición de médicos y grupos antiaborto presentaron el pasado mes de noviembre una demanda contra la agencia de medicamentos de Estados Unidos, FDA, por haber autorizado hace 23 años la mifepristona, una de las pastillas utilizadas para la interrupción médica del embarazo.
Acusan a la FDA de haber elegido "la política en lugar de la ciencia", al aprobar un producto químico que puede crear complicaciones, y de haber "excedido sus competencias", por lo que exigen que se suspendiera la autorización de la mifepristona en todo el territorio mientras se examinan los argumentos de fondo.
Los inconformes llevaron su apelación a Amarillo, ciudad de Texas alejada de los principales centros urbanos, donde Kacsmaryk es el único juez federal, cuyo perfil y supuesta oposición al aborto han despertado la preocupación entre los defensores del derecho al aborto, algunos de los cuales se manifestarán este miércoles ante los tribunales.
Desde el año 2000, más de 5,6 millones de mujeres han usado esta píldora en Estados Unidos y algo menos de 1.500 ha tenido complicaciones posteriormente. Hoy día, 53% de las interrupciones del embarazo en el país son médicas, procedimiento menos intrusivo y menos costoso que los abortos quirúrgicos.
La decisión del juez Kacsmaryk podrá ser recurrida ante la corte federal de apelaciones de Nueva Orleans, otro ente profundamente conservador, y el asunto incluso puede llegar a la Corte Suprema, que tiene 6 magistrados conservadores de 9 que la conforman
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